La fiebre del heno
La fiebre del heno es una reacción alérgica. ¿Qué es una alergia?
Una alergia aparece por una reacción hipersensible del sistema de defensa del cuerpo a materias inofensivas, como el polen, la caspa de animales, los ácaros del polvo y los hongos. Las materias que provocan una reacción alérgica contienen siempre un tipo de proteína y se denominan alérgenos. Una alergia a estos “alérgenos” ocasiona molestias de obstrucción nasal, estornudos, goteo nasal, ojos llorosos y picazón en ojos, nariz y garganta. Las molestias nasales como consecuencia de sustancias (químicas) irritantes como el humo del tabaco o el olor a pintura, no son provocadas por la alergia. Todos podemos tener molestias en mayor o menor medida por estas sustancias.
En el período desde finales de mayo hasta agosto, con el buen tiempo pero seco, cuando los árboles y las gramíneas florecen, se pueden tener molestias por alergia al polen. La alergia al polen es una de las alergias más comunes.
¿Qué es la fiebre del heno?
A finales del siglo pasado se descubrió que las molestias por alergia aparecían sobre todo hacia finales del verano, durante la siega del heno. De ahí que la enfermedad se denominara "fiebre del heno". Pero la alergia al polen no se origina por el heno, sino por el polen de la gramínea en floración. La alergia al polen es, por tanto, una reacción de hipersensibilidad de tu cuerpo a ese polen de algunas gramíneas, plantas y árboles, que están floreciendo. Este polen flota en el aire y, por consiguiente, se inhala.
¿Qué ocurre entonces con la fiebre del heno?
La parte interior de la nariz está recubierta de mucosa. Esta mucosa está repleta de glándulas que pueden producir flemas y con vasos sanguíneos. Normalmente, se genera precisamente la suficiente mucosa para mantener la nariz lo convenientemente humedecida. En condiciones normales, la mucosa de la nariz funciona como una capa protectora contra las bacterias y los virus. Ahora bien, cuando existe una hipersensibilidad al polen, este alérgeno se alía con los anticuerpos (como la Inmunoglobulina E) que están presentes en las células de la mucosa nasal. La alianza de alérgenos con estos anticuerpos estimula la célula por la que se liberan determinadas sustancias, como la histamina. Estas sustancias dilatan los pequeños vasos sanguíneos. Y esto tiene como consecuencia las manifestaciones propias de la alergia, como picor nasal, estornudos y obstrucción nasal. Si se produce demasiada mucosa en la nariz, esto provoca goteo nasal. Un espesamiento de la muscosa nasal provoca una obstrucción nasal. Este espesamiento de la mucosa nasal se forma cuando los vasos sanguíneos de la mucosa nasal retienen sangre temporalmente y aumentan, por ello, de grosor. Los anticuerpos contra el polen no solo se forman en la nariz, sino también en los ojos. También ahí se libera la misma sustancia (histamina), por la que pican, lloran y se irritan los ojos.
Las molestias de la fiebre del heno
Nariz:
Picor, dolor, estornudos, sustancia acuosa nasal (clara, después suele ser algo opaca), obstrucción.
Boca, garganta, oídos:
Picor, dolor y a veces hinchazón de las mucosas con sensación de (exceso de) presión.
Pulmones:
Tos, respiración sibilante (asma y/o bronquitis) junto con una sensación de ansiedad.
Ojos:
Picor, dolor y sensación de quemazón, lagrimeo, rojez del blanco del ojo, hinchazón de
la membrana ocular y de los párpados y a veces irritación.
Piel:
Picor, rojez e hinchazón (urticaria), aparición y aumento de erupción cutánea.
General:
Cansancio, dolor de cabeza, desgana o apatía.
¿Cuándo aparece la fiebre del heno?
La hipersensibilidad a determinadas sustancias puede aparecer espontáneamente; para ello no es necesario haber padecido antes alergia al polen. Especialmente el polen de la hierba (polen de las gramíneas) provoca reacciones alérgicas, pero también los pólenes arbóreos pueden provocar las molestias de la fiebre del heno. Igual que las flores y las plantas, la hierba se esparce cuando sus semillas se van con el viento. A menudo se padece de alergia al polen en días calurosos y con viento, que es cuando millones de partículas de polen flotan en el aire. Con la lluvia el polen desaparece del aire y se padece menos de alergia al polen. Si el polen penetra en la mucosa nasal, en los globos oculares o en las vías respiratorias, tu sistema de defensa reacciona a ello y puedes tener las molestias de la fiebre del heno.
Calendario del polen:
¿Qué medicinas se utilizan?
Las medicinas para la alergia se clasifican en agentes protectores que deben tomarse de forma continuada y aquellas medicinas que se toman si ya hay molestias por alergia. La mayoría de los agentes protectores son nebulizadores nasales que contienen corticosteroides. Para lo que mejor se utilizan estas medicinas es, sobre todo, para la obstrucción nasal. Los antihistamínicos ayudan rápido si hay molestias. Se pueden administrar estas medicinas en comprimidos, en vaporizador nasal o en gotas/pomada oftálmicas. En caso de molestias menos fuertes también pueden utilizarse vaporizadores nasales o gotas oftálmicas que contengan cromoglicato. La hiposensibilización, un tratamiento inmunitario inyectable con alérgeno, se aplica sobre todo en la alergia al polen; a veces también a la alergia a los ácaros del polvo y a los gatos. La hiposensibilización requiere que en un período de 3 a 5 años, en la mayoría de casos, 1 vez cada 4 ó 6 semanas, se aplique una inyección. La hiposensibilización reduce la sensibilidad al alérgeno en cuestión, por lo que la reacción alérgica es menos fuerte. También la inmunoterapia sublingual (alérgenos en forma de gotas debajo de la lengua) podría ser un agente eficaz.
Consejos
Mantenga ventanas y puertas cerradas lo más posible en períodos en los que haya mucho polen en el aire (ábralas preferentemente en días lluviosos). Si tiene muchas molestias, no salga afuera demasiado. Sobre todo temprano por la mañana, en días calurosos y soleados, hay mucho polen en el aire. Para prevenir lo más posible las molestias en los ojos, se recomienda llevar gafas de sol en los días de marcada alergia al polen. Es muy importante que se frote los ojos lo menos posible, ya que frotarse ¡solo empeorará las molestias por la alergia al polen! Procure también llevar una vida regular con alimentos sanos y dormir bien; esto le hará sobreponerse mejor. Asimismo, debe intentar evitar al máximo el contacto con otros estímulos no convenientes (los cambios de temperatura, los descensos de temperatura, las sustancias químicas como el cloro y el amoníaco, los perfumes, el humo del tabaco, etc.)